Decía recientemente en mi artículo Vaaale, aceptamos pulpo… Cómo adaptarse a la innovación: ideas para docentes que las reglas del juego cambian a menudo con los imparables avances tecnológicos y que, en lugar de escandalizarnos y negarnos a adoptar nuevas herramientas, debemos explorarlas y tratar de usarlas en nuestro beneficio. Ofrecía entonces unas cuantas ideas que podrían discutirse en las facultades de traducción para preparar mejor a los profesionales del futuro. Pero, dadas las generalizadas opiniones de agoreros que predicen el fin de nuestro oficio por culpa de la inteligencia artificial (IA), hoy me gustaría tranquilizar al alumnado. Ya adelantaba en mi artículo anterior que la IA conlleva riesgos y comete errores. No obstante, sigue siendo útil como herramienta de ayuda a la traducción si somos conscientes de los problemas que plantea y sabemos solventarlos.
¿Qué limitaciones tiene hoy la IA?
- Lo primero que hay que tener claro es que la IA te da lo que pides, no lo que quieres, con lo que hay que trastear mucho con ella para aprender a usarla adecuadamente. Además, a veces tiene alucinaciones y, por tanto, no es del todo fiable. Tampoco es confidencial.
- La IA utiliza una gran cantidad de datos, pero no siempre es capaz de comprender un texto, descifrar la intención del autor o considerar las múltiples interpretaciones del escrito y elegir la más correcta para el público objetivo. Para eso se necesita pensamiento crítico.
- La IA no es precisa (particularmente en campos especializados, como la medicina) ni coherente (aunque la coherencia interna al traducir un texto está mejorando, tampoco sabe cuándo la repetición de un término es importante, como en el manual de una lavadora, o cuándo es mejor evitarla, como en una novela).
- Una traducción perfecta desde el punto de vista lingüístico puede no tener el estilo, tono o registro adecuados. Es importante saber modular la lengua en función del contexto.
- Puede que la IA sea muy inteligente, rápida y eficaz, pero no tiene corazón. Es de ahí de donde sale la creatividad para comprender el significado de un texto y transformarlo para que comunique el mensaje con el mismo efecto emocional.
¿Para qué puede usarse la IA en traducción?
- Puede ser un punto de partida para aumentar la productividad, pero al poseditar debemos recordar que una traducción automática puede parecer precisa y correcta a primera vista, con lo que un traductor inexperto podría dar por bueno un texto mejorable o ver su creatividad comprometida.
- Se puede utilizar para comprobar significados («¿Qué significa X en este contexto»?), colocaciones («Haz cinco frases con la palabra X»), traducciones alternativas («Escribe esta frase de forma más sencilla») o referencias contextuales («¿Eran lo mismo la RDA y Alemania del Este?»).
- Es muy útil para extraer y gestionar terminología («Extrae los diez términos clave del artículo, tradúcelos a español y haz una tabla con ellos»).
- Al revisar una traducción, se le puede pedir que corrija los errores gramaticales o que haga sugerencias para mejorar la claridad del texto.
- Puede escribir una macro para limpiar un Word convertido a partir de un PDF, cambiar todos los verbos de un texto de un tiempo a otro, escribir un correo profesional… y un largo etcétera.
Si la usáis como una herramienta más, la IA puede resultaros práctica, pero para sobrevivir en el mercado de la traducción tendréis que demostrar vuestro valor añadido adquiriendo habilidades especializadas que no ofrezca una máquina. Podríais:
- formaros en corrección para ofrecer un servicio de revisión de traducciones automáticas;
- especializaros en un campo muy concreto o en lenguas de culturas muy diferentes a la nuestra para ser expertos con conocimientos particulares y poder corregir los errores de terminología especializada y comprensión de diferencias culturales que comete la IA;
- aprender sobre edición y localización para saber adaptar textos a las preferencias o normas de cada cliente (como el lenguaje inclusivo o normas ortotipográficas concretas) o a diferentes públicos en función de su variedad lingüística, contexto histórico y cultural, edad, etc.;
- adquirir habilidades complementarias, como las de gestión de proyectos, redacción de textos, transcreación…
En definitiva, se trataría de estar al día de las nuevas tecnologías, adaptarse a las nuevas demandas del mercado y ofrecer a vuestros clientes un servicio a su medida y de calidad óptima. ¿Quién dijo miedo (a que la IA nos quite el trabajo)? Combinando con la tecnología estas habilidades humanas complementarias a la traducción, no solo vuestro trabajo seguirá siendo necesario, sino que podréis destacar en un entorno cada vez más automatizado. Al menos, eso es lo que me ha respondido ChatGPT 😉.
Recursos de interés
- Pierce, Rachel, «5 Tedious Non-Translation Tasks ChatGPT Can Do Amazingly Well», The ATA Business Practices Blog, 10 de mayo de 2023, https://www.atanet.org/business-strategies/5-tedious-non-translation-tasks-chatgpt-can-do-amazingly-well/
- ChatGPT for Translators: https://training.proz.com/chatgpt-bootcamp