El discurso en torno a las estancias de estudios o de prácticas Erasmus está plagado de tópicos. A pesar de los 30 años de existencia, a punto de cumplir el año 2017, aún hay muchos estudiantes que resumen su experiencia tan sólo con la frase “la mejor experiencia de mi vida” y desde fuera aún hay muchos que consideran que se trata de seis meses dedicados a la fiesta, a pasarlo bien y, eso sí, a aprender un poco de inglés.
Sin embargo, la experiencia de vivir y estudiar o hacer prácticas en otro país es mucho más enriquecedora y caleidoscópica. Esto lo saben todos los que la han vivido. Así y todo, al volver, frecuentemente resumen su experiencia personal en un tópico o varios.
Los que trabajamos en el campo de la interculturalidad sabemos que esto es hasta cierto punto inevitable. Los tópicos sirven para simplificar y hacer una primera interpretación del complejo mundo que nos rodea. Cuánto menos se conozca el entorno y las formas de actuar de otros, más fácil es recurrir al cliché, bien para interpretar lo que nos rodea o bien para transmitir de forma simplificada nuestras experiencias. El peligro del uso sistemático del tópico en el discurso es naturalmente reducir de forma esencialista a las personas de otras culturas, que nos resultan extraños, a ser “el otro”, a presuponer que ‘una cultura’ actúa como si fuera una única persona con personalidad exclusiva, o incluso a presuponer que las formas de actuar de las personas están predefinidas por la cultura en la que viven, como si las culturas fueran homogéneas o sólo se pudiera vivir en una única ‘cultura’.
Con el proyecto europeo Connect 2.0. Intercultural Learning Network for Europe, que acaba de entrar en su segundo año, queremos contribuir a que, tanto antes como durante y después de su estancia Erasmus, los estudiantes afinen su percepción sobre sus vivencias en otro país y aprendan a narrarlas de forma rica, respetuosa y abierta. Para ello, participan antes de marchar en un training que les prepara a vivir su estancia como experiencia intercultural. Durante la estancia lo complementan con módulos online, y sobre todo, testimoniando sus experiencias en una plataforma interactiva.
Pretendemos así que estos testimonios sobre determinados lugares y vivencias con personas concretas vayan construyendo un caleidoscopio de experiencias, ya que cada individuo interpreta el mundo desde su propia óptica. Al volver, participarán de nuevo en una jornada de intercambio durante la cual valorarán la estancia y las competencias adquiridas. Esta jornada puede ser un buen momento para aprender a transmitir a estudiantes de la próxima generación el bagaje adquirido, huyendo de los tópicos y centrándose en competencias como tolerancia ante la ambigüedad, sinergia, aptitudes y actitudes comunicativas, etc. A medio plazo, se pretende que cada universidad vaya generando un pool de supervisor@s o mentor@s y que incluya el programa como parte esencial de la preparación de los intercambios internacionales.
Para saber más de nuestro trabajo y enfoque, consulta el blog de nuestro grupo de investigación, el GRAC.
Para saber más de la comunicación intercultural, recomiendo Holliday, H., Hyde, M., Kullman, J. (2004). Intercultural Communication. An advanced resource book. London: Routledge.