Crátilo: Insisto. Los nombres de las cosas tienen una relación íntima con las cosas en sí.
Hermógenes: ¿Aún insistes con este tema, mi viejo amigo Crati?
Crátilo: Mira, Hermi, las verdades importantes resisten el paso del tiempo. Te voy a dar un nuevo ejemplo. En España ahora dicen “ministras y ministros” en vez de solo “ministros”. ¿Sabes por qué?
Hermógenes: Tengo la sensación de que me lo vas a decir…
Crátilo: Efectivamente, Hermi. El problema es que por primera vez hay en el gobierno más ministras que ministros. Y ellas no se sienten identificadas con el supuestamente genérico “ministros”.
Hermógenes: Y con razón, digo yo. Si realmente fuera genérico, se podría decir “ministros” aunque todas fueran mujeres. Pero ni la Real Academia Española defiende tal posición. Por lo tanto, hay que considerar que el uso de “ministros” con intención genérica es realmente una práctica machista. El mismo uso de “ministras” si no hay hombres en el grupo confirma esta noción.
Crátilo: Es una aportación interesante, Hermi. No lo había pensado, pero tienes razón.
Hermógenes: Estamos de acuerdo por una vez, parece.
Crátilo: Y lo mismo pasa con los animales, Hermi. Si hay muchos seres felinos en la calle ¿qué te voy a decir? ¿”¡Mira los gatos!” o “¡Mira las gatas y los gatos!”? Creo que, en justicia a la verdad, debería decir la segunda. ¿Por qué no?
Hermógenes: Porque es poco práctico, Crati. De hecho, en el caso de la fauna nadie propone tal cosa. Pero para las personas, sin embargo, entiendo que las sensibilidades están a flor de piel. Mira, Crati, creo que el problema de fondo es la especificación.
Crátilo: ¿Qué quieres decir?
Hermógenes: Que generalmente todas las lenguas naturales en su uso recorren a un bajo nivel de especificación.
Crátilo: Me pierdo…
Hermógenes: Que, por regla general, decimos menos de lo que pensamos, mucho menos. Por ejemplo, si te digo “Tengo un coche nuevo”, seguramente en mi pensamiento tengo claro cuál es el color, el modelo y otros detalles, pero tú, por el contrario, aún no lo sabes y si lo imaginas te puedes equivocar. No decimos todo nuestro pensamiento. Esta es una característica clave de la comunicación humana. En las interacciones sociales no decimos todo lo que sabemos. Sería muy pesado. Solo ofrecemos una aproximación. Y, si la otra persona quiere más detalles, nos los pedirá.
Crátilo: De acuerdo. Pero ¿qué tiene que ver esto?
Hermógenes: Paciencia, querido Crati. En lo de los géneros, parece que algunas lenguas nos obligan a una especificación excesiva. Y esto genera problemas.
Crátilo: Y ¿cuál es la solución?
Hermógenes: No hay solución a gusto de todas y todos.
Crátilo: ¡Ya lo veo, cuando hablas así! Pero me gusta, porque así son las cosas. Hay que hablar con la debida corrección.
Hermógenes: Afortunadamente, a veces existen opciones elegantes, que evitan la repetición. Por ejemplo, “profesorado” en vez de “profesoras y profesores”, o “ciudadanía” en vez de “ciudadanas y “ciudadanos”.
Crátilo: Pero no funciona siempre, ¿verdad? No veo cómo hablar de ministras y ministros con una sola palabra.
Hermógenes: Efectivamente.
Crátilo: Por lo tanto, tendremos que recurrir a la duplicación, “ministras y ministros”.
Hermógenes: Me parece poco práctico, querido Crati.
Crátilo: Te escucho…
Hermógenes: Pues pensemos en el mundo educativo. ¿Cómo puedo desear un buen verano al colectivo universitario? Podría decir “Deseamos un buen descanso estival a todas las profesoras y todos los profesores”. ¿Qué te parece?
Crátilo: Me gusta.
Hermógenes: ¿Y si queremos añadir al alumnado?
Crátilo: “Deseamos un buen descanso estival a todas las profesoras y alumnas y todos los profesores y alumnos.”
Hermógenes: ¿Y si queremos añadir al personal de administración y servicios?
Crátilo: “Deseamos un buen descanso estival a todas las profesoras, alumnas y trabajadoras, y todos los profesores, alumnos y trabajadores”. ¿Ves? Ya está.
Hermógenes: Pero ¿no sería más conciso decir “Deseamos un buen descanso estival a todos los profesores, alumnos y trabajadores”? O, si quieres, “a todas las profesoras, alumnas y trabajadoras.” Es que no me importa el género, pero no me gusta la duplicación.
Crátilo: Bueno, sí, sería más conciso. Y más erróneo también. Porque dejarías fuera a la mitad de las personas implicadas.
Hermógenes: Veo que no nos vamos a poner de acuerdo, Crati.
Crátilo: Así es.
Hermógenes: Pues… ¿quieres saludar a las personas que nos leen y desearles un buen descanso estival?
Crátilo: Con mucho gusto. Desde Tradiling, deseamos unas buenas vacaciones a todas nuestras lectoras, a todos nuestros lectores, a todas sus compañeras, a todos sus compañeros, a todas sus amigas, a todos sus amigos, y a las personas estimadas y a los seres queridos.
Hermógenes: Muy bien dicho, Crati. Gracias.
Crátilo: ¿Ha quedado bien, Hermi?
Hermógenes: Perfecto, Crati. ¿Qué te voy a decir?
Consulta la Wikipedia (en inglés) sobre la especificación semántica y (en español) sobre el diálogo platónico de Cratilo.
La constitución en junio de un nuevo gobierno de España, con mayoría de mujeres, provocó un airado debate sobre la corrección de nombres como “Consejo de Ministras”.
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