Pasamos continuamente de informarnos de forma global sobre los destinos del mundo leyendo solo titulares en los medios que centran puntualmente nuestra atención en los avatares de la vida de personas concretas. Una lectura o una conversación nos lleva a focalizar y así, por ejemplo “los migrantes”, se convierten en personas con nombre, con historia e identidades múltiples, atrapados entre la no pertenencia y la lucha interior por mantener las propias raíces. Mi lectura en traducción al español del libro Afterlives, del premio Nobel del año 2021 Abdulrazak Gurnah, publicado por Bloomsbury en 2021 y en español por Salamandra en 2022 (traducción de Rita da Costa titulada “La vida, después”) ha transcurrido en paralelo a la llegada durante 2023 y los primeros meses de 2024 de unas 40.000 personas en cayucos a las costas de las Islas Canarias. Mientras leo a Gurnah, o mejor dicho gracias a que leo a Gurnah, me pregunto de dónde vendrán exactamente, cuál será su propia historia personal.
La novela de Gurnah “La vida, después” (Afterlives) permite una lectura, siguiendo a Neumann y Bach (2023:99), que nos lleva a replantearnos visiones estereotipadas sobre la vida durante la época colonial y la descolonización, así como sobre la literatura de autores con raíces en África, pero a su vez ciudadanos del mundo. Tal como explica el autor en una mesa redonda durante la Feria del libro de Frankfurt en 2022, el eje de su historia son las vidas de los diferentes protagonistas, que representan una selección de personas que podrían haber vivido entre finales del siglo XIX y hasta mitades del XX en la costa del este de África. El autor acentúa que su intención no fue escribir una novela histórica. Sin embargo, le pareció necesario, sigue explicando el autor, situar a estos personajes en el contexto histórico de aquella época e ir apuntando algunos aspectos. Deja en manos de las lectoras y lectores buscar más información sobre lo acontecido si quieren profundizar en el tema. Naturalmente, sus traductoras y sus editores mantienen esta tónica y no proporcionan información adicional. Ciertamente, Gurnah consigue a través de las lagunas que inevitablemente se van creando en la mente de los lectores despertar su curiosidad por saber más sobre el lugar en que está situada la novela y los acontecimientos históricos a los que va haciendo referencia. Se trata, además, de un texto con múltiples pasajes multilingües, principalmente en suajili y alemán que, sin duda, requirieron que sus traductoras trabajaran de forma imaginativa buscando soluciones de traducción. En épocas de inteligencia artificial, aún es imprescindible documentarse a fondo para llevar a cabo una traducción de este tipo.
Cuando se habla de “Deutsch-Ostafrika”, tal como lo hace Gurnah y se ha mantenido en la traducción al español, se hace referencia a las tierras que hoy ocupan Tanzania, Ruanda y Burundi principalmente. Estas tierras fueron colonia alemana desde 1885 (Conferencia de Berlín) hasta 1920 en que el Tratado de Versalles determinó que todas las colonias alemanas pasaran a manos de la Entente. Veamos un pequeño fragmento de la novela como ejemplo de la manera en que Gurnah integra en el relato las referencias a esta época:
Página 8 del original:
“(…) The schutztruppe, the army of African mercenaries known as askari under the direction of Colonel Wissmann and his German officers, was at that time made up of disbanded Nubi soldiers who had served the British against the Mahdi in Sudan and Shangaan ‘Zulu’ recruits from southern Portuguese East Africa. The German administration made a public spectacle of al Bushiri’s hanging, as they were to do with the many other executions they would carry out in the coming years.”
Página 16 de la traducción al español:
“(…) A la sazón la schutztruppe, el ejército de mercenarios africanos conocidos como askaris -liderados por el coronel Wissmann y sus oficiales alemanes- se nutría de soldados nubios que se habían enfrentado al Mahdí en el Sudán a las órdenes de los británicos y reclutas «zulúes» de la etnia shangaan llegados del sur del África Oriental portuguesa. El gobierno colonial alemán convirtió el ahorcamiento de Abushiri en un espectáculo, algo que habría de repetirse en las numerosas ejecuciones que tuvieron lugar a lo largo de los años siguientes.“
La traducción al español de Rita da Costa consigue recrear este mundo descrito por Gurnah y deja que los lectores se sumerjan en el río de la vida de los protagonistas. Como escribe da Costa en un artículo de la revista Vasos comunicantes, “lograr que el texto fluya con la misma ligereza del original es uno de los retos más difíciles a los que me he enfrentado nunca, y no sólo por los extranjerismos o lo ajena que puede resultar la historia en sí, sino también —y sobre todo— por el ritmo interno de la narración, cercano al de la tradición oral y las Mil y una noches, una forma de contar voluptuosa, que se recrea y demora en las descripciones y es un constante festín para los sentidos.”
Tal como apunta da Costa, el texto fluye incluso en las páginas con fragmentos multilingües. Tanto en el original como en la traducción se prescinde de comillas o de cursiva para llamar la atención del lector sobre lo dicho en otra lengua. El multilingüismo va aún más allá del uso de suajili o de alguna palabra en árabe en el texto dado que Hamza, el personaje principal de la historia, aprende algo de alemán durante los años de servicio como askari en la Schutztruppe y a las órdenes del Oberleutnant. Una vez acabada la guerra y de vuelta a su ciudad natal, en alguna ocasión Hamza muestra cómo sabe leer y hablar alemán:
Página 184 del original:
The old carpenter (…) walked to a shelf and took down a tin which they used for nails that needed straightening. He brought that over to Hamza who read, ‘Wagener-Weber Kindermehl.’
‘You can read,’ the carpenter said.
‘Yes, and write,’ Hamza said. He could not keep the pride out of his voice.
‘In German,’ the carpenter said. Then pointing to the tin, he asked, ‘What does that say?’
‘Wagener-Weber Baby-milk’
‘Can you also speak German?’
‘Yes.’
‘Mashaalah,’ Mzee Sulemani said.
Páginas 234-235 de la traducción al español:
El viejo carpintero (…) fue hacia un estante, cogió una lata en la que guardaban los clavos torcidos y se la llevó a Hamza
—Wagener-Weber Kindermehl— leyó éste en voz alta.
—Sabes leer —concluyó el carpintero.
—Sí, leer y escribir —afirmó Hamza, sin dismular su orgullo.
—En alemán —puntualizó el carpintero. Y entonces, señalando la lata, preguntó—:¿Qué pone ahí?
—Leche para bebés Wagener-Weber.
—¿También sabes hablar alemán?
—Sí.
—Mashalá… —musitó Mouze Sulemani.
El uso del alemán en estos diálogos en los que se pide expresamente al protagonista que explique o traduzca lo que se está diciendo en alemán representó un reto más para la traductora al alemán, Eva Bonné, quien en la mesa redonda de la Feria de Frankfurt comenta algunas de las estrategias que usó para encontrar una solución.
Como vemos, se constata de nuevo que traducir literatura en general y más aún a un autor como Abdelrazak Gurnah requiere una labor de documentación considerable y, además, imaginación y dominio de la lengua de llegada. No cabe duda de que la traducción de da Costa nos muestra como la traducción humana realizada con excelente dominio del oficio alcanza resultados que la traducción automática aun no llega a conseguir. En palabras de Declerq i van Engdom en el editorial del dossier de la revista Tradumàtica dedicado a la traducción literaria asistida por ordenador
“(…) la complexa naturalesa de la traducció literaria planteja un repte particular a les capacitats de la TA i, en concret, de la TA computaritzada. Les complexitats, subtileses i idiosincràsies culturals que inclouen les obres literàries s’allunyen sovint de les capacitats de l’automatització lingüística, com la TAN i la GML. Les promeses d’una major qualitat dels resultats, sovint presentades d’una manera sensacionalista pels mitjans de comunicació i les estratègies de màrqueting, es juxtaposen a la delicada interacció d’emocions, matisos culturals i subtileses lingüístiques inherents a l’ofici de la traducció literaria.”