Los últimos meses han sido especialmente convulsos para la industria cinematográfica, a raíz de la denuncia por abusos sexuales de Harvey Weinstein, seguida de las denuncias de otros, como Kevin Spacey y Dustin Hoffman, y la sensación generalizada de un sector misógino que no ha sabido corregirse a lo largo de los años.
Las denuncias de las víctimas, empezando con Ashley Judd, han tenido un efecto aglutinador en campañas como #MeToo que sobrepasan este campo y abarcan también la clase política, en la cual la presidencia de Donald Trump atrae muchas críticas por su aparente indiferencia, y hasta complicidad (Grab them by the pussy), ante estos delitos. Para la revista Time las “silence breakers” se convirtieron en su Persona del Año 2017.
Este año 2018 marca el centenario de la obtención del voto para las mujeres en el Reino Unido –mujeres casadas de mas de 30 años y algo de propiedad – y muchas han querido celebrar el hito. Pero a la vez hemos visto múltiples muestras de discriminación, como la desigualdad salarial, que parece ser universal, incluso en los países más ricos y a pesar de ser delito. En este contexto, Islandia acaba de aprobar la primera ley en todo el mundo que obligará a las empresas a certificarse en relación con la no discriminación salarial. A pesar de disponer de una Ley de Igualdad Salarial desde 1961, en la actualidad las mujeres de la isla cobran entre 14% y 20% menos que los hombres. Esta situación varía poco en otros países europeos, España incluida, donde la impunidad empresarial sigue intacta.
Volviendo a las artes cinematográficas, mención especial merece la prueba de Bechdel. Según esta prueba de algodón, que se formuló en los años 80, una película mínimamente digna en temas de género debe reunir tres factores:
- Aparecen al menos dos personajes femeninos.
- Estos personajes hablan entre ellas en algún momento.
- Esta conversación trata de algo distinto a un hombre.
El listón difícilmente podría estar más bajo, pero aún así muchas de las películas más comerciales siguen sin cumplir estos requisitos. ¿No deberían las películas preseleccionadas para un premio importante respetarlos? Entre las nueve nominadas para el Oscar de 2018 en la categoría de Mejor Película, hay poco que celebrar:
- Dunkerque (Dunkirk) no tiene ningún personaje femenino con nombre propio.
- El instante más oscuro (Darkest Hour) también suspende la prueba estrepitosamente.
- El hilo invisible (Phantom Thread) suspende también, a pesar de incluir diversas mujeres.
- Entre las películas que aprueban, pero por la mínima, identificamos Tres anuncios en las afueras (Three Billboards Outside Ebbing, Missouri); Déjame salir (Get Out); La forma del agua (The Shape of Water); y Call me by your name.
- Las únicas películas que aprueban holgadamente son Lady Bird y Los archivos del Pentágono (The Post).
En España, la situación no es diferente. ¡Ojalá!
¿Por qué el cine español sigue instalado en el odio a las mujeres? Es el título del artículo que publicó Beatriz Martínez en El País el pasado mes de noviembre. Martínez opina que
Continúa existiendo un cine [español] anclado en una mirada profundamente misógina, que se acerca a la mujer para convertirla en objeto de deseo, que la relega a papeles insignificantes en la trama porque no sabe qué hacer con ella, que se encarga de recubrirla de los peores clichés y someter su voluntad a la tiranía masculina.
En España se registraron unos 100 asesinatos machistas el año pasado, tenemos problemas de mucho calado de violencia y violaciones de mujeres -como los San Fermines-, existe la brecha salarial ya mencionada, se cosifican los cuerpos de las mujeres y los cuidados a terceras personas siguen totalmente relegados a ellas. Las mujeres siguen reivindicando y luchando cada día, pero el mundo cinematográfico dista mucho de la realidad. Incluso, cuando hay personajes femeninos, pocas veces se muestran como agentes activas, complejas y empoderadas. Y esto es más evidente cuando hablamos de mujeres no blancas, mucho menos presentes en el mundo del cine.
Cuando se publique este artículo los Oscars 2018 ya estarán decididos pero el Día Internacional de la Mujer aún se tendrá que celebrar. ¡Qué nuestras lectoras pasen un buen día reivindicativo! ¡Para un mundo más justo!