Para conmemorar el Día Internacional de la Mujer, en Tradiling publicamos la siguiente entrega de semblanzas de traductoras. En esta ocasión, sobre Maria Antònia Oliver i Cabrer (Manacor, 1946 – Sencelles, 2022), Premio de Honor de las Letras Catalanas de 2016 y fallecida el pasado 10 de febrero.
Guionista para la radio y la televisión, novelista y traductora, Oliver es conocida popularmente por sus novelas policíacas, que protagoniza la investigadora privada feminista de origen mallorquín Lònia Guiu. La literatura fue para Oliver un juego de influencias. Por eso, se pueden ver retazos de obras de Charlotte Brontë, Virginia Woolf y Víctor Català a lo largo de su novela Joana E. (1992), la historia de una mujer que lucha contra las rémoras propias de las sociedades machistas.
Maria Antònia Oliver tradujo al catalán más de una decena de obras de autoras y autores clásicos y contemporáneos, como L’estepa i altres narracions de Chéjov, obra que trasladó del ruso con el eslavista Ricard San Vicente, Moby Dick de Herman Melville, Una conxorxa d’enzes de John Kennedy Toole, Frankenstein o El Prometeu modern de Mary Shelley y El castell dels Carpats de Jules Verne. Además de admirar profundamente a la escritora inglesa Virginia Woolf, Oliver tradujo tres de sus grandes obras: Els anys (The Years) (1973), Orlando (1985) y Les ones (The Waves) (1989), cuya edición catalana no se corresponde con la cronología de la publicación de los textos originarios, sino que la invierte.
Debido a la Guerra Civil y la posguerra tuvo que esperar hasta los años 70 para volver a leer a Virginia Woolf en catalán (antes de la Guerra Civil se habían traducido dos de sus obras: Mrs Dalloway (1930, en versión de Cèsar-August Jordana) y Flush (1938, en versión de Roser Cardús). En 1973 Maria Antònia Oliver inició su regreso con la traducción de Els anys para la colección de novela Joanot Martorell, que dirigía Maria Aurèlia Capmany en la editorial Nova Terra. Capmany, novelista, ensayista, mujer de teatro y traductora de más de treinta obras de autores franceses, italianos e ingleses, reverenciaba a Woolf y a su obra, y fue una de sus mayores defensoras en los años setenta y ochenta. Le dedicó libros, la citó constantemente en prólogos y artículos, adoptó personajes de ficción, promocionó versiones, pero no la tradujo nunca. Aunque Virginia Woolf es, como afirma, “la persona que más admiro del mundo y de la que he aprendido tantas y tantas cosas”, cuando tuvo la oportunidad de llevarla al catalán, la cedió generosamente a Maria Antònia Oliver, como esta última revela agradecida en La feina de traduir (1992).
Empezado en 1932 con el título The Pargiter, The Years se publicó en Londres en marzo de 1937 y experimentó un éxito muy relevante a ambos lados del Atlántico. La larga crónica familiar, que se inicia en 1880 y llega hasta los días de la autora, combina el persistente dolor de la humanidad con instantes poéticos de una intensidad insospechada. The Years calca, como ningún otro libro de Woolf, la experiencia del sufrimiento y el desconsuelo, de la restricción de la libertad personal y colectiva. Por entonces Hitler había subido al poder en Alemania y había comenzado la persecución de los judíos. Todo esto rondaba en la mente aquejada de la autora, quien en su diario, el 5 de junio de 1935, anotaba que este libro la había hecho sentir “muerta”.
Orlando, que se publicó en 1928, es otra cara de Virginia Woolf: la jovial, la pletórica, la aventurera, amante de la vida. Fruto de la visita de la autora inglesa el 23 de enero de 1927 a Knole, el legendario condominio de los Sackville, y de la relación tormentosa que mantuvo con la escritora Vita Sackville-West, Orlando es una especie de biografía fantástica dedicada a su amante, en la que un ser inmortal vagabundea por la tierra travistiéndose continuamente durante diferentes períodos de la historia, desde 1586 hasta el siglo XX. Su escritura es apasionada, ligera, “el mayor arrebato que he conocido nunca”, según escribía la propia autora en el diario, el 22 de octubre de 1927.
A diferencia de Orlando y acercándose más a la línea de The Years, The Waves no es una novela de vacaciones, sino que en ella predomina la tragedia. Con The Waves Woolf vuelve a los recuerdos de la niñez, a la propia enfermedad, al fallecimiento del amado hermano mayor Thoby. Todo ello la lleva a crear una especie de personajes contradictorios, difuminados, que caminan por el precipicio de la vida y la muerte. Cuando el 7 de febrero de 1931 anuncia su finalización, afirma en el diario: “Tengo que hacer constar, gracias a Dios, el final de The Waves. He escrito las últimas palabras ‘oh, Muerte’ hace quince minutos, después de deslizarse dentro de un remolino por las últimas diez páginas con algunos momentos de una intensidad y una embriaguez tales que era como si me limitase a ir tintineando detrás de mi propia voz, o más bien detrás de una especie de orador (como cuando estaba loca)”.
Maria Antònia Oliver, en un artículo sobre las traducciones de Maria Aurèlia Capmany, sostiene: “Traducir es traicionar. Y hasta que no asumes que las traducciones que realizas son una traición a la obra original, no podrás traducir tranquila y, además, no lo harás bien”. Seguramente la asunción serena de la conocida traición fue lo que permitió a Oliver cotejar el ingente trabajo de trasladar al catalán The Years, Orlando y The Waves. La traductora reconoce que, traduciendo a Virginia Woolf, haciendo una lectura a fondo de su obra, se le reveló el mito. “Un mito”, remarca, “que ya era de Aurèlia y que me lo traspasó a mí”. Ella nos lo ha traspasado a nosotros, no solo con las versiones de Woolf, sino también con las incursiones de la autora inglesa en la literatura de Oliver.
Muchas gracias, Maria Antònia, por dedicarte a recuperar autoras y textos en femenino, así como relacionarlas con tu obra en clave feminista.
- Pilar Godayol es la autora de la entrada sobre Maria Antònia Oliver en el Diccionari de la traducció catalana.