Pandemia y literatura: “El año de la peste”, de Daniel Dafoe

El pasado 5 de mayo, la Organización Mundial de la Salud (ONU) declaró que el COVID-19, que ha provocado unos 20 millones de víctimas, ya no es una emergencia pública internacional. Así, después de unos años difíciles, podemos acercarnos a las vivencias en tiempos de coronavirus con una mirada más reposada, valorar los innumerables retos que plantea esta pandemia y compararla con las grandes epidemias que la han precedido. En este artículo nos interesaremos por la experiencia descrita en El año de la peste de Daniel Defoe (1660-1731).

Portada de “A Journal of the Plague Year”.

La literatura se ha hecho eco de las epidemias desde sus primeras manifestaciones y una de las obras que aborda esta cuestión con más profundidad es El año de la peste. A diferencia de Los novios, de Manzoni, La familia de León Roch, de Pérez Galdós, o La muerte en Venecia, de Thomas Mann, por ejemplo, la epidemia no se diluye en el paisaje de fondo, sino que constituye el tema central de la obra, la atraviesa y la impregna.

El año de la peste (A Journal of the Plague Year  – texto íntegro en Project Gutenberg) es una obra publicada inicialmente en 1722 que se centra en la epidemia de peste que tuvo lugar en Londres entre 1664 y 1666. Su autor, Daniel Defoe, fue un escritor polifacético, célebre por su novela de aventuras Robinson Crusoe, pero también por su activismo panfletista y por ser un pionero de la prensa económica. Durante su vida, oscura y errática, viajó mucho, se relacionó con políticos, estuvo implicado en misiones secretas e incluso fue encarcelado.

En El año de la peste Defoe relata en primera persona el ambiente de aquellos años de forma minuciosa en una especie de “crónica ficcionada”, puesto que él tenía solamente cuatro años durante el episodio descrito. No se trata de una novela al uso ni de un documento histórico, aunque en él incluye tanto datos estadísticos como testimonios novelados, probablemente recreados a partir de sus borrosos recuerdos de infancia, del relato de los testigos y de tratados de divulgación médica.

El libro explica detenidamente la progresión y las distintas fases de la epidemia. Encontramos, por ejemplo, varios gráficos con la evolución del número de inhumaciones en distintas parroquias al principio de la epidemia, un indicador revelador que se incrementa a medida que se extiende la enfermedad.

En aquel momento, se acababa de restaurar la Iglesia de Inglaterra (cuatro años antes del estallido de la peste), pero la Iglesia anglicana convivía con la presbiteriana, las independientes y otras confesiones. Según el autor, durante la peste, el pueblo afluía a escuchar sermones sin distinción, sin preguntarse por las creencias de unos y otros. Como era de esperar, también se propagaron todo tipo de prácticas hechiceras, hasta el punto de que se podían encontrar inscripciones en las puertas: “Aquí vive un adivino”, “Aquí vive un astrólogo”.

Defoe detalla los problemas de movilidad de la población, la gestión de los magistrados que administran la ciudad, las vías de suministro para garantizar los productos de primera necesidad, etc.

“Bring Out Your Dead”, grabado de Edmund Evans, 1864 (?)

El libro también explica los distintos roles que se estipulan en las disposiciones publicadas sobre la pandemia: los examinadores, que identificaban las casas infectadas y dan orden al alguacil de cerrarlas; los vigilantes, encargados de asegurarse de que nadie entrara ni saliera de la casa; las investigadoras, mujeres instruidas a tal efecto que debían determinar si la causa de la muerte era o no la infección y que a menudo contaban con la supervisión de los cirujanos, y las enfermeras-cuidadoras, que no podían abandonar la casa de un infectado hasta 28 días después de la muerte de la persona enferma. Las casas cerradas eran marcadas con una cruz roja y en la puerta se escribía “Señor, ten piedad de nosotros”. Familiares y amistades no estaban autorizados a acompañar el cadáver apestado a la iglesia.

El autor menciona el coraje de los doctores y comenta la difícil labor de las enfermeras, encerradas con los apestados y expuestas al contagio. Por otra parte, el libro hace referencia a las complicaciones de dar a luz en un contexto de peste. Muchas madres parían solas, sobre todo si estaban infectadas, y la mortalidad (tanto de madres como de recién nacidos) superaba el 50 %.

El año de la peste de Defoe, pues, aporta una mirada general sobre los inicios de la peste y su expansión, y trata de forma concienzuda muchos aspectos relacionados con la gestión de la epidemia. Se trata de una obra que, en el contexto actual, favorece una reflexión sobre la responsabilidad individual y colectiva y sobre cómo habitar el mundo en circunstancias extremas.

About Caterina Riba

Traductora i professora de la UVic-UCC.
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