La Vanguardia del pasado día 24 de enero se hace eco de las discusiones surgidas en torno al Brexit y las declaraciones de la Sra. Danuta Hübner de junio del pasado año en relación con la posible exclusión del inglés como lengua oficial de la UE. Se apunta en la editorial que si se llegara a producir esta exclusión, otras lenguas oficiales y de peso como son el francés o el alemán podrían llegar a ocupar un lugar más preponderante en el día a día de la Unión del que ocupan actualmente. Independientemente de este debate, vale la pena, tal como hace La Vanguardia, aprovechar el momento para atreverse a pensar que el alemán podría llegar a tener más presencia en la documentación y en el día a día europeos. Ciertamente, conviene no olvidar que son más de 100 millones las personas que tienen el alemán como lengua materna.
¿Pero se llegará a substituir la pregunta “Do you speak English?” por “Sprechen Sie Deutsch?” de forma sistemática en las entrevistas de trabajo? Creo que es ilusorio pensar que el inglés, que se mantendrá como lengua de trabajo y es obvio que se ha convertido en la lingua franca internacional, llegue a perder tanto peso. Aún así hay que abrir nuestras mentes a la importancia del plurilingüismo. Y no planteado tan sólo como una necesidad derivada de las exigencias del mundo laboral sino como una riqueza y un poder. El poder de la palabra.
Habrá muchos que piensen que el plurilingüismo está muy bien pero que llegar a hablar o escribir varias lenguas, y entre ellas el alemán, es un reto inalcanzable. Ulrich Ammon nos recuerda en su publicación “Die Stellung der deutschen Sprache in der Welt” (La posición de la lengua alemana en el mundo) que hay unos 40 millones de personas que hablan alemán como lengua extranjera. ¡No debe ser por tanto un reto tan inalcanzable llegar a aprender esta lengua! Sobre todo, si se empieza en edades tempranas.
Naturalmente, para convertir en realidad las recomendaciones del Libro Blanco «Enseñar y aprender: hacia la sociedad del conocimiento» de que los ciudadanos europeos deberían dominar de forma efectiva tres lenguas de la Unión Europea hay que apostar de forma seria por el plurilingüismo a todos los niveles. Tanto el Estado como la sociedad en sí deben llegar a creer que vale la pena seguir esta recomendación. Y para ello hay que hacer inversiones e inducir cambios de mentalidad en el mundo educativo, por un lado, y ofrecer modelos de hablantes plurilingües a los niños y niñas o adolescentes, por otro. Al mismo tiempo, conviene desmontar estereotipos y creencias sobre las dificultades insalvables relacionadas con el aprendizaje de idiomas. Es gibt viel zu tun – Packen wir’s an!