Traducir la fractura

El sábado 15 de febrero, se presentó en la librería asociativa La Imprenta de Madrid el poemario fra/ctur/a (Barcelona, Godall, 2024), de Núria Armengol. Se nos hace difícil hablar de este libro compuesto por pequeños poemas sopesados, de una gran densidad, que se arremolinan sobre su propio hueco, abriendo grietas en el lenguaje. En sus versos fracturados resuenan campanas entre la niebla que no oye nadie; emergen luces y gemidos; alguien vela en la oscuridad y pasa la noche en blanco. Sostenidos por una respiración entrecortada –la ceniza en la lengua, atentos a algún batir de alas–, los versos aran una tierra de la que emergen restos arqueológicos: son los vestigios de una lengua heredada.

Cuando leímos este libro, al poco de ser publicado en 2017 por Edicions del Buc, quedamos fascinados por él, y nos propusimos traducirlo. Las dificultades que conllevaba –que han implicado un trabajo conjunto de algunos años– nos colocaban ante el problema de lo intraducible. ¿Cómo trasladar los poemas, partiendo de su condensación, sin renunciar a la multiplicidad de significados y a la divergencia de sentidos que proponen? ¿Cómo reacordar sus ritmos ásperos y la textura dura de sus versos? ¿Cómo llevar de una lengua a otra no solo lo que dicen, sino también –a través de un largo ejercicio de escucha– su silencio?

Caterina Riba, Núria Armengol y Max Hidalgo en la presentación del libro

Una de las principales dificultades ha sido cómo enfrentar una ambigüedad deliberada que no permite trasladar los versos de una lengua a otra unívocamente. La palabra catalana “ara”, por ejemplo, recurrente en el poemario, significa a la vez “ahora”, “labra” y “altar”; “sol” evoca tanto el “sol” como la “soledad”; “cap” remite a la “cabeza”, pero también significa “ninguno”. Esos significados, lejos de sucederse de modo pacífico, se yuxtaponen y abolen mutuamente en unos poemas tramados a través de paronomasias y aliteraciones (“tot al terrat aterra”, “el res que resa”, “el mar per Mir no és mur”, “llances i lluita. sivella de sang”).

Las decisiones de traducción han sido distintas en cada caso y hemos dado cuenta de algunas de ellas en el epílogo. En el caso de “veus”, que remite tanto al plural de “voz” como a la segunda persona del verbo “ver”, hemos reescrito el verso y optado por la palabra “son”, que alude tanto a la dimensión sonora como a la tercera persona del verbo “ser”. Las “veus” del poemario de Núria Armengol muestran que la imagen siempre excede lo visible, ya que lo que vemos (“el que veus”) proviene de lo oído (“les veus”, o sea, “las voces”).

Leamos:

XX

per renunciar a l’esclat del temps.
s’escola límpid entre cada paraula.
tu. enllaç d’etern. d’aigua tèrbola
en riu corpori. veus. que l’atzar
ha fet pur mineral. la certesa
ha tancat tots els altres. tothom
s’afanya a assenyalar un culpable.
i és només que les coses passen.

XX

por renunciar al fulgor del tiempo.
se escurre límpido entre palabras.
tú. enlace de eterno. de agua turbia
en río corpóreo. son. el azar
que ha hecho puro mineral. la certeza
ha manchado a los otros. todos
se apresuran a señalar un culpable.
y es que las cosas pasan.

Si en algunos casos los juegos fonéticos se han diluido por fuerza, en otros hemos procurado compensar estas pérdidas generando nuevos nudos de sentido, tal como hemos hecho en el siguiente poema al traducir “vigila” por “vela”:

XVIII

vigila.
entre feixos de llum nua.
que no esclati la boira.
oh. boira. què saps tu de mi.
d’aquest silenci que propagues.
amb el somriure d’una estàtua.
així, de marbre.
tan, tan gelada.

XVIII

vela.
entre haces de luz desnuda.
que no estalle la niebla.
oh. niebla. qué sabes tú de mí.
de este silencio que propagas.
con la sonrisa de una estatua.
así. de mármol.
tan. tan helada.

La “vigilancia” del original cede paso, en nuestra traducción, a la palabra “vela”, que funciona como imperativo del verbo “ver”, pero también alude al verbo “velar”, el cual remite a la “noche en blanco” que titula la primera sección del poemario, así como a la vela que, al abrir un claro de luz en la noche, hace más densa su oscuridad. Ese es el modo en el que los poemas establecen una relación de tensión con unas imágenes que, manteniendo su carácter espectral, nunca accederán a una plena presencia.

Por todo ello, cabe afirmar que no sería posible una lectura exhaustiva y completa de unos poemas que, apuntando a la presencia de una ausencia, están construidos sobre un hueco. Por lo demás, dado que toda traducción es una lectura posible de un texto, también nosotros, después de muchas vueltas y de mucho excavar el verso, hemos fijado nuestra lectura en un momento concreto, que los lectores pueden valorar a través de esta edición bilingüe que pone de manifiesto –transitando de un lado al otro de la página– el hecho de que cualquier traducción poética es siempre una reescritura.


Max Hidalgo Nácher ha colaborado en la redacción de este texto.

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About Caterina Riba

Traductora i professora de la UVic-UCC.
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